martes, 18 de agosto de 2020

Consejos para participar en Concursos Literarios

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     Participar en concursos literarios es una buena manera de iniciar en el mundo de la escritura. Te ayuda a vencer ese miedo que a veces nos cubre de mostrar a todos nuestro amor por las letras. Sin embargo, a todos nos da un poco de miedo presentar una historia, mientras más se ha leído más miedo se tendrá, sencillamente, si conoces la literatura de grandes escritores no puedes evitar comparar tus escritos y sentirte "pequeño" ante ellos, pero hay que dar el paso y espero que este artículo te ayude en ello. Manos a las teclas.

Consejos para participar en Concursos Literarios





- No trates de impresionar con un mayor número de palabras: Los jueces no te darán puntos adicionales si en un concursos de cuentos de 1000 palabras, presentas uno de 4000 o 5000, antes puede afectar tus posibilidades. "Dejarse llevar por la historia" no es una excusa, si quieres ser escritor tienes que manejar el arte de resumir, de presentar las cosas en su esencia, sin alargar textos innecesariamente. 

- Aprovecha tus fortalezas: Esto aplica en el tipo de escrito, en la temática, en todo. Si sabes que se te da bien escribir cuentos cortos, busca concursos para ese tipo de escritos. Si manejas muy bien la temática de misterio y terror, es ese el tipo de concursos al que te conviene inscribirte.

- Evita saltarte reglas por "genialidades". Esto aplica a la ortografía, al uso de figuras de manera incorrecta y demás elementos. No importa si leíste a un gran poeta que en un trabajo colocaba los puntos suspensivos con siete puntos para dar un mensaje profundo, nada de eso aplica ni es válido para los aspirantes a un concurso literario. 

miércoles, 15 de julio de 2020

El Predicador de Harold Robbins - Un Antihéroe Religioso

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El Predicador de Harold Robbins - Un Antihéroe Religioso

La figura del antihéroe está íntimamente relacionada con
la ética, la moral, valores que las más de las veces pertenecen
al mundo de la subjetividad. Por eso los antihéroes caen tan
bien, logran objetivos nobles con métodos o prácticas poco 
éticas en los conceptos tradicionales, pero el análisis subjetivo
normalmente logra imponerse sobre esas conductas para
que nos caiga bien el personaje y nos parezca algo loable su misión.


Harold Robbins con esta novela nos regala un antihéroe poco 
común: un predicador.
Constantine A. Talbott se vuelve predicador de la nada y 
su don natural para convencer a la gente termina causando que
 los grandes consorcios de la religión decidan volverlo una de 
sus figuras mediáticas que tanto dinero e influencia política 
les generan.
 

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